03 septiembre 2017

Villa romana en plena Sierra de la Demanda




A 50 kilómetros de la capital burgalesa y en plena sierra de la Demanda, más concretamente en la Sierra de Mencía, se encuentra Pineda de la Sierra. Sus tierras están bañadas por el río Arlanzón, que nace a pocos kilómetros del municipio y lo divide en dos zonas.

A los pies del pico Mencía se sitúa la antigua estación de esquí Valle del Sol, que fue abierta en 1.975 y tiene una altura de 1.400 metros. Éste es uno de los mayores lugares de interés ya que, aunque actualmente no se encuentra en funcionamiento, conserva sus remontes, siendo muchos son los que se acercan allí para pasar un buen día, ya sea utilizando el trineo cuando la nieve aparece o simplemente haciendo senderismo.

Su entorno natural es envidiable. Los montes, arroyos, bosques y embalses hacen de esta localidad un lugar ideal para los amantes de la naturaleza. Con visita obligada por sus senderos le rodean el pico Mencilla (1.929 metros), el San Millán (2.131 metros) y el puerto del Manquillo (1.413 metros). Una de las rutas recomendadas es la que bordea los embalses del Uzquiza y del Arlanzón. En este último se pueden realizar deportes náuticos y navegación sin motor. Pineda es también el centro del recorrido Vía Verde de la Sierra de la Demanda, un camino natural que atraviesa la Sierra de la Demanda.

Las tierras de este pueblo también están marcadas por una importante pasada actividad minera. Las explotaciones fueron breves e irregulares, pero gracias a ellas y a las de otros pueblos cercanos se construyó un ferrocarril minero con el propósito de transportar los minerales extraídos de estas minas. Las dos minas más importantes fueron Carmina y Monterrubio, ambas pertenecientes a Pineda. También posee Las Minas de Cerracín, un complejo minero que evidencia la actividad minera de la localidad.

En su núcleo urbano destaca a la vista la arquitectura tradicional que aún sigue conservando, formada por las casas de piedra arenisca rojiza, los tejados a dos aguas de teja árabe, las chimeneas encestadas, las pequeñas ventanas, las grandes puertas de madera y los escudos de piedra de las fachadas.

Punto de interés turístico es también la iglesia de San Esteban de Protomártir, que destaca de sobremanera en la villa. El monumento es de estilo románico y se ha convertido en uno de los mayores ejemplos de la escuela serrana. Una de las cosas que más llama la atención de esta iglesia es su característico color rojizo, así como su portada del siglo XII.

La riqueza monumental se evidencia también con la iglesia románica de Santa Juliana que conserva una gran galería porticada, datada de la segunda mitad del siglo XII, considerada como una de las más bellas de todo el románico castellano.

Además de todo esto, la localidad se convierte en un reclamo con multitud de fechas para el ocio. La fecha principal y más destacada es la de las fiestas patronales, celebradas a partir del ocho de septiembre en honor la Virgen de la Villa. Otra de las fechas de mayor importancia es el Corpus Christi, donde se realiza una procesión con tres paradas en los altares que la propia gente del municipio prepara en la puerta de sus casas. Igualmente destacan la romería de San Pedro o la Fiesta de San Esteban, patrón del municipio.

En definitiva, una localidad perfecta para los amantes de las rutas de senderismo o en moto, por sus paisajes y sus curvas, con una destacable belleza urbana y un gran patrimonio arquitectónico.

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